viernes, 15 de julio de 2011

Sacudidas

Pero algo más se agitó en mi interior haciendo temblar cada cimiento de mi para entonces, estable existencia. No era una simple coincidencia, no era un simple temblor de tierra.

Aquello que se colaba en mí de una manera inexplicable me sacudió con tanta fuerza que no sólo yo fui consciente de ello, sino que aquel vaso que sujetaba mi desayuno se derramó y murió en el suelo.

Hacia tiempo que todo era tan previsible como cómodo, me sentía feliz, completa sin necesitar nada más.
Quizá todo esto era una simple sacudida, un terremoto tan pequeño que pese a hacer tambalear mi tan preciada estabilidad, no dejaría consecuencias.
Quizá se trataba de una replica de algún otro movimiento que ya estaba controlado.
Quizá no había que darle más importancia, ya había pasado y el día me dejaba otra vez la tranquilidad de mi casa.
Tumbada sobre mi cama, aun con la extraña sensación pero convencida de que ya había cesado todo, seguí elaborando suposiciones. Quizá...
Y de nuevo una sacudida.

Karol Conti.
Para B.L

No hay comentarios:

Publicar un comentario