- Tienes
un corazón que no es de este mundo.
Aquella
frase me hizo temer que hubieran descubierto mi secreto y que peligrara mi
trabajo. No quiero volver a la que un día fue mi casa porque ahora, La Tierra,
me hace mucho más feliz. Quizá tuvo mucho que ver conocer a Lucía, llegar hasta
ella aquel día en el quirófano cuando sus médicos pensaban que era imposible
tanta complicación en una intervención tan simple, fue toda una suerte.
Recuerdo
que la primera frase que oí, una vez instaurada en el pecho de quien hoy es sin
duda mi mejor amiga, fue – ¡ a ver esta niña, que va entrar con un frenillo y
se va a ir con un soplo!
En ese
momento, conocí a su padre. Aquel grandullón se había colado en la sala
empujando a un segurata, como él los llama, para pedir explicaciones –¡ Mi hija lleva aquí 5 horas y nadie le ha
dado una explicación a mi mujer! ¿Me vais a decir que pasa?
Su
mujer, es Trini, una mujer pequeña pero con un gran corazón, quizá por eso a
nadie le extraño que Lucia me tuviera a mí, porque con esos padres, ¿Quién iba
a sospechar?
Ahora
ya han pasado casi 27 años, Lucía va a cumplir 28 y juntos hemos logrado
infinidad de cosas, tantas que incluso he ido aparcando algunas de las misiones
que tenía cuando llegué.
Seguro
que en lo primero que pensáis es en el amor, pues la verdad es que ha sido de
lo más intenso, que Lucía leyera Bécquer desde bien pequeña me facilito mucho
la labor. Pero lo mejor es que hemos ido evolucionando. Nunca ha tenido ningún
tipo reparo en enamorarse sin importar las consecuencias o las condiciones,
incluso a veces, eligiendo mal, me veía incapaz de decirle nada. ¿Cómo iba a no
dejarme llevar ante semejantes sentimientos?
Es posible
que en la evaluación, el día que tenga que regresar, me resten algún punto,
porque debería haber sido capaz de hacerle olvidar o de cambiar de objetivo,
pero es que… si leyerais lo que yo he leído…
Lucía
es una escritora bastante habitual, todos dicen que es muy buena, y la verdad
es que a mí me encanta escucharle leer en alto cada verso que escribe. Así que
supongo que algo tengo que ver en que no deje de intentarlo, en que no cese su
inspiración. Claro que ella se empeña en buscar otras explicaciones, musas les
llama. Pero soy yo quien no se pierde ni una sola palabra de las que borra.
Bueno,
el caso es que aquel día cuando escuché aquella frase, me quede de piedra, mis
latidos cesaron el ritmo y temí haber sido descubierto sin haber concluido mi formación,
sin haber logrado alguno de los objetivos más importantes que me encomendaron.
La voz,
es María, una compañera de ilusiones y de trabajo de Lucía en el cole. La verdad es que desde el primer momento supe
que serían grandes amigas. No me preguntéis por qué, esas cosas las sabemos y
punto, aunque Lucía tardó algo más en ver las cosas que yo veo en María, quizá
porque había un nombre grabado a fuego, un nombre que hasta se convirtió en
protagonista de su intento de novela, un nombre que ocupaba tanto espacio en mi
que no me dejaba respirar, que me impedía actuar en cualquier aspecto de
nuestra vida.
Pero ahora todo es diferente.
Enamorada
de nuevo, pero de una manera totalmente nueva, por fin ha conocido a alguien
especial, alguien único, que aun no es consciente de su magia, como no lo es
mucha gente. Estoy convencido de que lo sabrá pronto.
Alguien
que nos ha salvado de lo que probablemente hubiera sido un suspenso para mí y
un final triste para Lucía.
Así que
en este punto en que su mente no da vueltas en espiral hacia dentro sino que lo
hace sólo hacia fuera aquella frase me paralizó por completo.
Imaginaos todo lo que me perdería si alguien
llega a conocer mi secreto. No puedo marcharme ahora, estoy demasiado unido al
cuerpo de Lucía, a su mente… sus
sentimientos son exactos a los míos y me veo incapaz de separarme, ni siquiera
soy capaz de mantener las distancias aun a riesgo de ser suspendido a mi
vuelta.
-
- Tienes un corazón que no es de este mundo.
- - Eso son tus ojos, mi corazón y yo somos de lo mas normalito.
Menos
mal que Lucía siempre tiene una frase para todo, pienso mientras sonrio con ella y descanso
tranquilo.
Karol
Conti.
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