miércoles, 20 de febrero de 2013

Coaching deportivo.

El partido más importante de la temporada y ahí estábamos esperando a que mi entrenador nos diese "la charla" como si fuesen las espinacas de Popeye.
En el vestuario las paredes sudaban el nerviosismo que alguna había intentado quitarse con una ducha.
- Escuchadme todas, porque esto, os hará ganar.
Era la primera frase de aquel discurso, y para mí, paró el tiempo. Pude entonces observar aquello como si fuese una fotografía que aún guardo en mi memoria.
A mi lado Ana, sentada con las manos vendadas permanecía mirando al suelo, concentrada en cada una de las palabras. Junto a la puerta estaba Eva, ella siempre se levantaba y seguía el ritmo con el balón en los pies. Algunas, como Sara, miraban atentas a los ojos del mister, tratando de traspasar su discurso, de captar su esencia.
Me fijé entonces en mi entrenador, en como movía las manos de un lado a otro. Gesticulaba y hablaba en un tono alto y atropellado. Buscaba contacto visual con las que le miraban atentas y sonreía ante aquellas que miraban al suelo o a cualquier otra parte. Y entonces, antes de pronunciar la última frase, cogió el balón que tenía Eva y se lo pasó de una mano a otra, una vez por cada palabra. Justo después de devolvérselo a los pies, terminó su discurso con un
- ¡No se trata de ganar, se trata de sentirse ganadoras!
¿El partido? Lo ganamos, pero desde el mismo momento en que, a nuestra manera, prestamos la máxima atención a "la charla" convirtiéndola en las espinacas de Popeye.
Karol Conti.

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