lunes, 4 de febrero de 2013

La princesa de las nubes.

Miguel las nubes no son rosas. La pequeña Inés siempre intentaba corregir a su hermano.
- ¿ De verdad? ¿Entonces qué es eso?
Ahora los dos corrían hacia la ventana con los ojos bien abiertos.
En el cielo, una nube rosa como de algodón, flotaba entre nubes blancas.
La nube estaba rodeada de un fino hilo blanco que descendía hacia el suelo. En su extremo, una princesa descansaba suspendida.
- ¡La princesa de las nubes! Gritó Inés, mientras abandonaba el cuarto escaleras abajo.
- ¡Espera Inés, me la he encontrado yo, es mía!
La madre, al oír al pequeño Miguel, tomó cartas en el asunto - Inés si lo ha encontrado tu hermano deja que se lo quede.
Pero la pequeña Inés ya había salido al jardín e intentaba subirse al Manzano para alcanzar a la princesa.
Al ver a los dos pequeños, la princesa de las nubes, les ayudó a subir.
- Hola chicos, bienvenidos a mi nube.
La princesa había sentado a ambos niños en la nube rosa, pero ella seguía colgando de aquel finísimo hilo.
- Gracias, dijo Inés.
Pero Miguel, que siempre había sido un niño muy curioso, no tardo ni un segundo en preguntarle ¿ por qué estas colgando de ese hilo?
- Verás Miguel, llevo unos años viviendo en la nube, disfrutando de la comodidad de mis sueños.
- Claro Miguel las nubes están hechas de sueños, interrumpió Inés tratando de parecer la hermana mayor.
- ¿ Entonces ya no quieres soñar? Siguió preguntando Miguel.
Bueno, en realidad es que los sueños de esta nube han perdido un poco de fuerza, y no estoy segura de que puedan sostenerme.
- Pero si sujetan este hilo... ¡Podrán contigo! esta vez era la pequeña Inés quien parecía interesada en la historia.
- Verás Inés, continuó la princesa, el hilo lo he atado yo porque no quiero abandonar esta nube de sueños, pero cada vez es más fino.
Miguel que llevaba un rato callado hizo la pregunta que todos estáis pensando ¿ por qué la nube puede con nosotros?
- Porque uno de mis sueños, era llegar a conoceros.
La madre de Miguel y de Inés, irrumpió entonces en el cuarto - niños ¿que estáis mirando por la ventana? Llevo un rato esperando para que bajéis a comer, ¿no me habéis oído?
En el cielo solo nubes blancas llenas de sueños.
Karol Conti.

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