miércoles, 17 de octubre de 2012

Del revés.

Las patas de la silla estaban encima de la mesa y en el suelo aquella lámpara encendida como si la casa estuviera del revés. Los pensamientos que entraban por la chimenea empezaban entonces a llenar las hojas que se apilaban bajo la mesa en aquella estantería descolgada.
Es mi mundo,dijo el poeta, cuando entró aquella señora por la puerta dando gritos como si aquello fuera la zona cero de algún siniestro. Tu mundo está en mi casa señorito y mientras vivas en este techo... El pequeño poeta terminó la frase al unísono con su madre, quien no dudó en abandonar el cuarto dando un portazo, tan fuerte que casi derrumba los sueños del poeta.
De no ser porque aquel golpe tiró la chincheta que sostenía un folio del revés, nunca hubiera recordado la casa del árbol que diseñó hace tiempo subido a la copa de aquella sombra y, seguramente, sus sueños se habrían ido perdiendo.
Pero a la mañana siguiente, después de mucho trabajo y algún que otro descanso, su sueño era ya una realidad.
La mejor casa del mundo - exclamó el poeta - pero si tiene el tejado en la base y la entrada en lo más alto - gritó aquel señor en bata desde el jardín, - papá mis ideas se pierden en lo recto de este universo ademas éste es ahora mi hogar, ningún verso se perderá por culpa de un techo que les hace rebotar.

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