lunes, 3 de septiembre de 2012

Excusa de terciopelo.

- "No he reservado", lo siento.
Juan siempre olvidaba las cosas, por muy importantes que fueran, y lo mejor es que siempre tenia una excusa para ello.
Así que ahí estábamos los dos, en silencio sentados en el bordillo de aquella elegante acera vestidos de etiqueta. 
Através de la enorme ventana se veía a los comensales disfrutando de innovadores platos mientras un par de violinistas inundaban el ambiente de notas, quizá más deliciosas que los propios platos.

¡Genial Juan!- logré decir al fin. Es genial, ¿qué excusa hay esta vez? Has tenido que ayudar a algún superheroe porque llega el fin del mundo, ¿ es eso verdad?

Él en silencio y sin mediar palabra se quitó la chaqueta de aquel traje alquilado, por un momento pensé que aparecería algún traje de superheroe debajo de la camisa que lo explicaría todo, pero continuó en silencio y la dejó en el suelo. En su mano una cajita azul de terciopelo se convertía en la mejor de las excusas.
Y ahí con la rodilla en el suelo permaneció inmóvil.
He olvidado reservar porque no hago más que pensar en ti y en si te querrás casar.


Karol Conti.

3 comentarios:

  1. Precioso... ¡No sabía que escribías estas cosas! Te seguiré los pasos :)

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    1. Muchas gracias, a veces dudo que alguien lea mis reflexiones. ;)
      Es un pequeño hobby que intento no abandonar. Me alegra que te guste.

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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