miércoles, 22 de junio de 2011

Facturado.

Tal vez si hubiera preguntado donde te alojabas, no andaría vagando ahora por las calles oscuras de esta ciudad sin encontrar ni mi propia sombra.
Ahora no había remedio, me había perdido y junto a mi empezaban a perderse también las ganas de andar.
Abatida y con la sensación de haber asesinado la oportunidad de mi vida, me senté en el suelo con las rodillas entre mis brazos.
Desesperada volví a mirar el reloj.
Ansiando retroceder en el tiempo desabroché la correa y lo lancé tan lejos como pude.
Pero ya era tarde, tu vuelo estaría apunto de salir y con él mi corazón ya facturado.

Karol Conti.

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