lunes, 2 de abril de 2012

Polvos de ayer.

Me rasco la barbilla con mi mano llena de ese polvo blanco que ahora llena mi pared. Es la última raya que hago, el fin de la cuenta atrás. Han sido tantas horas de trabajo que suena a libertad, a volver a empezar.
Miro hacia la pared y me pregunto cuando empecé a marcar días y por qué deje que llegara tan lejos. Da igual, ahora ya no hay remedio.

En la habitacion el eco de reproches me recuerda que ya nada es como antes y con la certeza de que nunca volverá a serlo cierro la puerta.

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